viernes, 30 de diciembre de 2011

Ah, pero se terminó la fiesta?



Algunos siguen con sus críticas a los recortes presupuestarios. Por eso quizá sea conveniente que empezáramos por ponernos de acuerdo en lo que es un recorte. Y como las palabras se prestan a equívocos, vayamos al diccionario de la RAE que define recortar como “cortar o cercenar lo que sobra de algo.” Aclarado esto, se acabó la controversia. No puede haber recortes en un presupuesto y una economía donde no sobra nada sino que falta todo.

Me sorprende que todavía haya que repetir a alguien que, desde hace meses, no es que falten fondos en el arca, sino que cada vez que hay que refinanciar lo que ya nos hemos gastado pasamos las de Caín. Según linces como Llamazares el problema es la baja imposición y el fraude fiscal. Como si las empresas y los españoles de a pie pudieran soportar mayores impuestos. Sería conveniente tener más políticos que alguna vez hubieran visto los toros desde el ruedo de aquellos que no viven del presupuesto, a ver si se les quitaban las ganas de engordarlo.

Menos mal que los ciudadanos tienen mayor madurez que muchos de sus representantes, y saben que todavía hay cuestiones que defender como los servicios públicos esenciales o las pensiones. Y que para salvaguardarlos tendremos que prescindir de muchas cosas a las que estábamos acostumbrados pero que, simplemente, no podíamos pagar. Pronto se les han olvidado a algunos los sobresaltos con la prima de riesgo cuando nos jugábamos casi a diario el seguir en juego o declararnos en bancarrota.

El modo de enfocar la crisis de la izquierda recuerda a las ruinas de las grandes fortunas antiguamente, que sobrevenía a menudo mientras la familia estaba en plena fiesta, momento en que los acreedores entraban en la casa para llevárselo todo, incluídas las copas con las que estaban brindando los señores, las sillas en que se sentaban y las libreas de los sirvientes.

Ya es hora de que todos, sin excepción, asumamos la situación de forma responsable y dejemos la nostalgia de los tiempos en que el vivíamos como ricos sin serlo, y recordemos las palabras de B. Franklin según el cual “el camino hacia la riqueza depende fundamentalmente de dos palabras: trabajo y ahorro”. Pongámonos a ello!

martes, 27 de diciembre de 2011

Feliz Navidad, con perdón!



Últimamente en Navidad hay que tener cuidado con lo que se dice, porque empiezan a ser unas fechas que no encajan dentro de lo políticamente correcto. Ya el tema del Niño Dios es espinoso. “¿Religión en un país laico? Qué disparate, y qué retroceso en las conquistas sociales”. Un Christmas no debe tener Reyes, estrellas ni, por supuesto, nacimiento. Así un nuevo jacobinismo pretende desterrar todo lo que huela a religión, tradición o familia, curiosamente todas las cosas que han alimentado el espíritu del pueblo español y, con variaciones, de la inmensa mayoría de las naciones del mundo desarrollado.

No quiero decir que la familia sea perfecta, aunque todos intentan formar una incluso después de romper la anterior, que todos los cristianos sean ejemplares, ni siquiera que lo sean más que el resto de los mortales, o que nuestras tradiciones y fiestas sean mejores que las del vecino. El problema es que después de tirar por tierra todo ese bagaje lo único que queda es El Corte Inglés.

Pero no hay miedo, porque los gurús que nos quieren salvar de tan primitivas tradiciones han preparado una nueva religión, basada en dogmas como la igualdad de género, la ecología y el respeto a la orientación sexual. Cuando habíamos conseguido separar la Iglesia del Estado, aparece un nuevo credo pregonado por apóstoles de la talla de los Wyoming, Leires, Zerolos y similares que se impone a todos los ámbitos de nuestra vida. Lo curioso es que estas nuevas ideas pretendidamente salvadoras son más antiguas que la polka y además no se oponen a nuestras tradiciones ni al espíritu navideño. Siempre ha habido mujeres que conciliaban el trabajo fuera de casa, y en igualdad con los hombres, con montar el portal en familia y preparar la cena de Nochebuena. Lo sé porque mi madre era una de ellas.

Lo único que han conseguido es pervertir principios básicos como la tolerancia, educación y respeto a los demás, convirtiéndolos en un montaje artificioso y ridículo en base al cual unos indocumentados pretenden revisar la literatura de Mark Twain porque aparece la palabra “negro” o castigar con la excomunión civil a quien cuente un chiste de homosexuales, aunque el chistoso sea homosexual. En el colmo de la estupidez, los ecologistas han levantado una cruzada en twitter contra el consumo en estas fechas de “langostinos manchados de sangre”, porque pone en peligro un manglar en no sé donde.

No pretendo imponer a nadie mis creencias ni tradiciones, pero me niego a que me impongan la religión de lo políticamente correcto. No voy a pedir perdón por poner un Belén en mi casa, enviar una felicitación navideña con el nacimiento o cantar villancicos con mis hijos. Y mucho menos pienso cambiar el lenguaje de Cervantes por el de los analfabetos del todos/as y ciudadanos y ciudadanas. Y desde luego no pienso hacer un examen de conciencia cada vez que monte en mi coche o compre en Mercadona.

Recuperemos el sentido común, porque lo único que nos falta es sustituir nuestras tradiciones por las gilipolleces impuestas por unos indigentes intelectuales cuya intransigencia solo es comparable a su capacidad para vivir del presupuesto.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Después de la tormenta siempre, siempre vuelve a salir el sol.



Bueno, otro año llega la Navidad que esta vez será más austera para todos. Quien más quien menos se lo ha pensado antes de tirar la casa por la ventana, y ha elegido con más cuidado, no con menos cariño, los regalos o los vinos que han de acompañar nuestras comidas. Tampoco pasa nada. Recuerdo un programa de televisión hace ya tiempo en el que una familia en apuros económicos se sorprendía de la poca importancia que tenían ahora el BMW, el televisor de plasma, el jacuzzi y demás objetos que se habían convertido en el centro de sus vidas en los momentos de vacas gordas.

Cierto que “donde no hay harina todo es mohína” pero salvo casos dramáticos, que los hay, el hecho de que ya no seamos todos millonarios (sobre todo en créditos) no puede ser motivo de que nuestras vidas no valgan la pena. Porque si pensamos así, es que no la valían antes del crack.

Quizá sea el momento de dejar de mirar hacia afuera y empezar a mirar nuestro interior para sacar lo mejor que llevamos dentro, de ver la importancia de lo que somos y no de lo que tenemos. Y pensar que las posesiones inmateriales como el valor, el espíritu de sacrificio, la hombría de bien, el respeto a los demás, son lo que nos hace importantes. Tal vez sea tiempo para recuperar los valores que habíamos perdido entre tanto lujo innecesario.

Son también tiempos de solidaridad, pero no solo la de quienes pueden ayudar a los que están en peor situación sino la de todos, porque todos sin excepción debemos ser solidarios, dejando de quejarnos y arrimando el hombro para contribuir a la tarea de levantar España.

Y tenemos que dejar de mirar los problemas como algo que nos viene de fuera y nos supera. Estamos vivos, coleando, y rodeados de gente por la que dejarse el pellejo. No hay nada contra lo que no podamos luchar. Siempre se puede luchar. La Historia de la Humanidad está llena de gestas increíbles. De situaciones peores hemos salido y esta vez no va a ser una excepción. Juntos podemos darle la vuelta a la tortilla, porque nada está escrito y el éxito sólo depende de que pensemos que podemos conseguirlo.

Son, sobre todo, tiempos de esperanza, y de conquistar el futuro que está a la vuelta de la esquina. Feliz Navidad amigos!

jueves, 22 de diciembre de 2011

De capitanes y tormentas



Hace poco escribí sobre la travesía que nos esperaba en medio de una tormenta cada una de cuyas olas era el preludio de otra mayor. Peligro aguzado por navegar al mando de un capitán de segunda que, viendo la costa a sotavento, no sabía qué hacer ni cómo hacerlo, rodeado de una oficialidad de la misma categoría.

Lo cierto es que hoy la sensación que transmite el puente de mando no tiene nada que ver con la de ayer. Podrá gustar más o menos, pero se ve a una oficialidad curtida y con capacidad de llevar el barco a buen puerto.

Algunas pegas se le han puesto como, por ejemplo, que no hay paridad. Ni falta que hace, las que están es porque pueden llevar los galones de mando con solvencia, sin que ninguna norma ridícula sea la que les habilite a ocupar su puesto al frente del navío.

Falta el cargo de contramaestre de cultura, pero no son tiempos para guiños a los culturetas de la zeja. Si quieren cubrirse el riñón, aspiración legítima, no tienen más enfocar su arte al público, y mirar al patio de butacas buscando el aplauso de éste, en lugar de estar pendientes del palco de las autoridades y la subvención. Y la omisión es una muestra de que el mando tiene puesta su atención en lo que realmente importa, el rumbo, los vientos y las olas. Resulta demoledor ver, en medio del peligro y con el barco desarbolado y a punto de irse a pique, a un gobierno preocupado de paridades, memorias históricas y demás ocurrencias que, para la inmensa mayoría de los españoles, son intrascendentes cuando la preocupación es pagar la hipoteca o llegar a fin de mes.

Es el gabinete de más edad de la Historia. Bien, la experiencia es un grado y los experimentos en algunas circunstancias, es mejor hacerlos con gaseosa. La edad y experiencia de los actuales no hace sino poner de manifiesto la insustancialidad de los Pepiños, Bibianas, Pajines y demás grumetillos sin ningún bagaje que explicara el porqué de su designación.

Pero no olvidemos que ningún navío llega a su destino si la tripulación no hace su trabajo. No hay excusas para que ahora nos no pongamos el mono y ocupemos cada uno nuestro puesto a bordo. No es el momento de acurrucarse en la sentina esperando a que amaine el temporal sino de subir a cubierta y desafiarlo. Si tenemos motivos para confiar en un gobierno que reúne las condiciones de capacidad y legitimidad, es el momento de que cada uno cumpla con su propio deber.

“Ad astra per aspera”

sábado, 17 de diciembre de 2011

¿Corona o Coronita?



Nunca he escrito en el blog sobre la monarquía así que voy a aprovechar, no sea que se acabe y pierda la ocasión. No soy monárquico, republicano ni juancarlista, expresión que recuerda mucho a las adhesiones inquebrantables del régimen de D. Francisco, aunque acepto sin problemas la Monarquía parlamentaria que, al privar a la Institución de poder efectivo, se hace tolerable para todos.

Hasta hoy. Porque en el momento en que el Rey deja de cumplir la misión que le asigna nuestra Carta Magna, como “Jefe del Estado y símbolo de su unidad y permanencia”, tenemos que empezar a cuestionarnos su conveniencia. Un símbolo debe representar unos valores y metas que nos identifiquen y de los que enorgullecernos, especialmente ante otros países. Y el Rey está bastante mayor lo que hace que, en tiempos en que la imagen es tan importante, no resista la comparación con otros símbolos nacionales como Rafa Nadal, por ejemplo.

Pero el problema es que no resiste la comparación ética. Cuando un monarca se convierte en el cabeza de una familia que empieza a parecerse más de la cuenta a los inquilinos de la finca Ambiciones, resulta difícil considerarlo ejemplo de autoridad y majestad. Lo del yerno, que nadie con sentido común puede pensar que el Rey desconociera, ha conseguido escandalizar incluso a los de moral más flexible. Alguno dirá que me salto a la torera la presunción de inocencia, mas no hago sino seguir el criterio de la propia Casa Real, que ya ha echado al foso de los leones al “presunto” calificando su conducta como “poco ejemplar”.

No se trata de cuestionarnos el coste de la monarquía o de la república. Para pagar unos palacetes y las vacaciones en Mallorca siempre algo habrá en la caja. El problema es si podemos tener como símbolo de nuestra patria a un monarca achacoso, renqueante, lleno de bollos y, lo que es peor, cuya moral está bajo sospecha pública. Las amistades peligrosas, los reales líos de faldas y el borboneo en general se podían tapar en tiempos en que no había Internet. Pero es posible que a la Casa Real, en su afán populista, le haya pasado como a los cuadros cuando se les mira demasiado de cerca, que la proximidad pone de manifiesto sus trazos más borrosos.

A lo mejor es el momento de pasar la página de Don Juan Carlos y empezar a leer la del Príncipe, antes de que la figura de éste empiece a adquirir los tintes patéticos de otro “joven heredero” como es Carlos de Inglaterra. Porque como al pueblo español, de sentimientos monárquicos bastante vacilantes, se le hinchen las narices puede que decida cerrar por completo el libro de la monarquía y probar suerte con otra cosa.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Leña y más leña del árbol caído.


Dicen que no hay que hacer leña del árbol caído, pero yo no estoy muy seguro. Probablemente el mejor destino final de algunos árboles sea servir de astillas o incluso de serrín. En cualquier caso tengo la certeza de que el árbol caído por decrepitud no debe ser utilizado para hacer plantones y repoblar.

Esto viene a cuenta de los disparates que se escuchan en estos días por la despedida del peor presidente de nuestra democracia, que me hacen frotarme los ojos con incredulidad. Según el propio interesado y ciertos corifeos (pocos le quedan) jaleados por algunos periodistas papanatas, Zp ha caído como consecuencia de su patriotismo, que le hizo tomar decisiones contrarias a sus ideales para librarnos del precipicio, aunque fuera a costa de sacrificarse frente al electorado. Imagino que los cinco millones de parados que ha dejado tras de sí se estarán preguntando por qué no se sacrificó cuatro o incluso ocho años antes, lo que les hubiera ahorrado a ellos mucho sacrificios a su vez. Nos hubiéramos evitado, por ejemplo, su negación de la crisis, o sus peregrinas soluciones como los Planes-E, que sirvieron para levantar todas las aceras del país a costa de agujerear más nuestras finanzas.

Pero es que a la desolación económica se une el desprestigio de la marca España, que ha pasado de lucir orgullosa por el mundo a ser objeto de un desprecio sólo mitigado por los triunfos de nuestros deportista de los que, por cierto, también trató de apropiarse adjuntando a presidencia las competencias en deporte. Eso sí, de autocrítica y asunción de responsabilidades ni rastro. Si alguien tiene la culpa de nuestros males son Lehman Brothers y los griegos.

Lo último que he tenido que leer en redes sociales es la sugerencia de que se le proponga para el Nobel de la Paz. Imagino que será una iniciativa que gustará mucho a los portavoces de ETA, que gracias a él están en parlamento. Visto lo visto, pronto alguien le propondrá para el Nobel de Economía.

Y no se trata de dar lanzadas a moro muerto, aunque eso les gustaría a los millones de desempleados y de empresarios a los que este insensato Flautista de Hamelín ha llevado a la ruina al son de su flauta. Por arruinar, ha arruinado hasta al partido que le llevó al poder.

No es el momento de mirar al pasado. Afrontemos el presente y contemplemos el futuro con esperanza. Pero si volvemos la vista atrás no caigamos en la frivolidad de convertir nuestra Historia una mentira encuadernada. Analicémosla sin rencor pero con sentido crítico, y aprendamos de ella. Porque los pueblos que olvidan su Historia están condenados a repetirla. En cuanto a ZP, solo queda decir con alivio que en buena hora se vaya, y que lleve tanta gloria como alegría y bienestar deja.

sábado, 10 de diciembre de 2011

De cambio climático, paraguas, volcanes y escépticos.




Ahora que nadie habla del calentamiento global, porque con la que está cayendo el personal anda suficientemente caliente, tengo que confesar que yo no creo en el cambio climático. “Ya están estos liberales irresponsables, que no tienen ni pizca de conciencia ecológica” dirán algunos, confundiendo el tocino con la velocidad. Porque mezclar ciencia e ideología es una tontería de libro. Mientras no se demuestre lo contrario, la gravedad funciona igual para liberales y para comunistas. Y eso lo tienen mucho más claro los primeros que los segundos pues, no en vano, era en la antigua URSS donde distinguían entre ciencia revolucionaria y contrarrevolucionaria. Pero, al margen de de que algunos pretendan hacer del clima una ideología propia, lo cierto es que a todos nos gustan los jardines verdes, los ríos con patos y los campos llenos de cerditos y bellotas.

Entrando en harina, yo no tengo muy claro que el clima esté cambiando. Vamos a ver, cambiar sí que cambia, porque unos días “chove en O Grove” y otros “orballa en Baralla” que dirían en Galicia. Pero no me acabo de creer que el grosor de la capa de nieve en Laponia dependa del tráfico de Móstoles. Resulta que por las Canarias sale un volcán que pone verde medio océano, a otro volcán islandés de nombre impronunciable le da por echar humo y paraliza el tráfico aéreo de toda Europa durante un mes, y hace nada unas tormentas solares han estado a punto de achicharrar el sistema de satélites mundial. Pero a los climatólogos les importa un pimiento, lo que nos va a matar a todos es que gastamos mucho en aire acondicionado.

A mí eso de medir la temperatura terrestre y no tener en cuenta lo que sucede con el sol me parece como si, al entrar en la casa del vecino y notarla más calentita que la nuestra, pensáramos que debe ser que está orientada al sur, en lugar de preguntarnos si tiene encendida la calefacción.

Y para más señas, a los científicos del cambio les sale un “Climagate” cada dos años y se descubre que andan mandándose e-mails donde se cuentan unos a otros como apañar los datos para que les cuadren o la forma de esconder el calentamiento de la Edad Media, porque en esa época no había emisiones de CO2. “¡Anda ya!, como van a hacer eso si a ellos les da igual que nos calentemos o nos enfriemos”. Hombre, igual, igual no les da, porque los presupuestos que destinan al Panel Internacional del Cambio Climático y demás iniciativas similares entre la ONU, los organismos internacionales y los gobiernos dan vértigo. Que le pregunten a Al Gore, que se embolsaba un millonada por cada charla que daba a cuenta del clima mientras quemaba combustible como un poseso yendo de un sitio a otro en su jet privado. “No puede ser, los científicos son todos honrados”. Pues sí, como los políticos, los banqueros y los hombres de negocios.

En fin, que yo este año no estoy para preocuparme por el cambio climático porque no pienso vender abrigos ni paraguas. Eso sí, seguiremos manteniendo la calefacción a 21 grados y tirando las botellas al contenedor verde, porque una cosa es ser un escéptico y otra cosa es contaminar de más o ser un irresponsable.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Presupuestos y modestia.




Los presupuestos de Extremadura para 2012 serán modestos o no serán. Serán modestos porque no hay un euro. No nos engañemos, los gobiernos de Zp y Vara han dejado las finanzas públicas como un solar, y de donde no hay no se puede sacar. Pero además deberán ser fruto de la modestia del Gobierno que debe presentarlos a la Asamblea. Es sorprendente que un gobierno en minoría, y cuya estabilidad depende de un partido que ideológicamente se sitúa en las antípodas, pretenda dar un “presupuestazo” sin contar con nadie y luego se extrañe de que le salga la criada respondona.

No conozco a Monago y por tanto no tengo datos para enjuiciar sus razones pero, desde la barrera, esta jugada no parece especialmente brillante. Si es fruto de la bisoñez, es un momento estupendo para rectificar y contar con IU antes de presentar un texto presupuestario nuevo. Si es fruto de la soberbia, la oposición del resto de los grupos le hará caer del caballo. Y esperemos que vea la luz como San Pablo, porque si se empeña en “sostenella y no enmendalla” los efectos de la caída serán más dolorosos.

La talla de un líder se demuestra en la adversidad. Con vientos de popa todos saben llevar el timón. Pero lo que no funcionará es plantarse en el todo o nada. Porque el todo no se lo darán, y la nada no debiera depender de él, sino del mandato que le han dado sus votantes, que son conscientes de que la gobernabilidad de Extremadura depende de IU y que consensuar con ellos no sólo es el mal menor, es el único camino. Tendrá que pagar peajes porque la vida está llena de peajes, y la política más.

Pero volviendo a la modestia, ésta es una virtud que tiene muchas ventajas. Quita vendas de ojos y oídos, permitiendo percibir la realidad tal y como es, y no como creemos que es. Y además te hace grato a los ojos de los demás (qué bíblico me ha quedado esto) allanando los obstáculos y las resistencias que pudieran oponer.

Convendría a nuestro presidente en esta tesitura hacer suya la frase del extremeño Donoso Cortés según el cual “nada sienta tan bien en la frente del vencedor como una corona de modestia”.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿Exhibicionistas? Sí, gracias.



En 1988 el Tribunal Constitucional, en el caso Paquirri, dictó sentencia defendiendo el derecho a la intimidad del torero y su familia por la publicación del video con las imágenes de la muerte del diestro. Defendía el Tribunal la intimidad como la necesidad de un ámbito personal acotado a la acción de los demás sin el cual no es posible mantener un mínimo de calidad de vida.

En los tiempos que corren no estoy seguro de que la sentencia hubiera sido la misma, o de que ni siquiera hubiera habido sentencia. Y ello porque Internet en general, y las redes sociales en particular, han despertado la bestia exhibicionista que todos llevamos dentro, haciendo saltar por los aires los límites de nuestra intimidad. Si Paquirri hubiera muerto hoy, probablemente las imágenes de la cornada estarían en su perfil de Facebook, y quizá Paquirrín hubiera twitteado la operación en directo.

Lo cierto es que los tiempos cambian cada vez más deprisa y no es posible sustraerse a las nuevas tecnologías. La proyección pública es necesaria porque no se pueden separar los beneficios de la Sociedad de la Información de sus desventajas. Si queremos contactar con amigos entrañables a los que no veíamos desde hace mil años o, en el ámbito profesional, vender nuestros servicios o nuestra persona, deberemos enseñar la patita y mostrar quienes somos.

El problema es que muchos se empeñan en enseñar al mundo su faceta más impresentable y luego se sorprenden de los efectos que produce. El que cuelga las fotos de sus juergas salvajes no puede extrañarse si, a continuación, rechazan su demanda de empleo como conductor de mercancías peligrosas.

“¡Alto ahí!”, dirán algunos. Hay que separar la vida personal de la profesional, y yo no he autorizado a ningún departamento de selección a que mire mi Facebook. Es posible, y alguna legislación lo prohíbe expresamente, pero poner puertas al campo es complicado y pensar que quien debe contratarte va a respetar tu intimidad en mayor medida de lo que tú mismo lo haces es pensar demasiado.

Por tanto, para no llevarnos sorpresas desagradables, tengamos presente que si queremos que algo no se sepa es mejor no contarlo (esto fue siempre así) pero que si se lo contamos a alguien se lo acabamos de contar a los cientos de millones de usuarios de Facebook, Tuenti y Twitter, y que lo que sube a la Red ya no baja.

Dejemos pues el exhibicionismo compulsivo y apliquémonos la máxima de que “la intimidad bien entendida empieza por uno mismo”. Y termino porque me voy a contar mi vida en Facebook.

sábado, 3 de diciembre de 2011

El banco malo


Economistas, periodistas, políticos y, sobre todo, banqueros, vuelven periódicamente sobre la idea del banco malo, que supondrá el saneamiento definitivo del sistema financiero y la vuelta del crédito a las empresas y los particulares. Eso sí, todos ellos salvo los banqueros, señalan la objeción de que su creación supone socializar pérdidas. No podía ser de otra forma siguiendo el principio inmutable según el cual “los marrones inmobiliarios no se crean ni se destruyen, solamente se endosan”.

Lo cierto es que nadie explica claramente que la creación del banco malo no es otra cosa que una especie de dación en pago gigantesca por la cual los bancos se sacuden de golpe toda su basura inmobiliaria, que pasa a ser adquirida por los españolitos sin que nadie les pregunte si quieren comprarla. ¿Qué me dice? ¿Esto es así? Vamos a verlo.

El sector financiero tiene actualmente en sus balances activos tóxicos por valor de 176.000 millones de euros (casi 30 billones, con b, de las antiguas pesetas) que incluyen los créditos de dudoso cobro y los inmuebles que se han quedado bancos y cajas. De esa cantidad, la cobertura con provisiones alcanza en torno al 33%. El problema es que los bancos saben que la bajada real de precio de la vivienda respecto de sus máximos está cercana al 50% y la del suelo sin edificar es mucho mayor, pudiendo llegar al 80%. Es decir, que todavía les quedan por provisionar casi 10 billones de pesetas.

Pues bien, en lugar de seguir provisionando con cargo a sus beneficios han decidido que lo mejor es que provisionemos los demás. Ellos transfieren a un banco malo todos sus activos inmobiliarios tóxicos y el Estado, es decir nosotros, se los compramos al precio neto en balance, es decir 20 billones. Luego tratamos de venderlos y a ver cuánto nos dan (deberán ser unos 10 billones) Los otros 10 billones los pagamos con nuestros impuestos y Santas Pascuas.

Mientras, el tipo al que el banco le financió uno de los pisos tóxicos en 2007 por 50 millones de pesetas y no pudo pagarlo fue embargado, el banco se quedó con el inmueble y el incauto debe además el 50% de la deuda hipotecaria, es decir 25 millones, de la que deberá responder con sus bienes presentes y futuros. Como puede verse, todo es muy justo y equitativo.

Pero a cambio, eso sí, los bancos nos prestarán el dinero que les hemos regalado a un módico interés (las comisión de las tarjetas acaba de subir “solo” al 3%). No sé por qué pero me da la impresión de que este banco no es tan malo como lo pintan, al menos para los banqueros.

martes, 29 de noviembre de 2011

De Alatristes, teutones y Lazarillos.



Parece que se configura a toda prisa y de forma inexorable una europa de dos o tres velocidades. En la cabeza del pelotón figurarán los alumnos aventajados, y en el de cola los que no han hecho sus tareas y han gastado lo que no tenían. Algunos dirán que no es justo ni solidario. Pero cuando comparo Dinamarca con Grecia, me inclino a confiar más en el sentido de la justicia del Centro y Norte de Europa que en el Mediterráneo.

¿Y dónde debe estar España? A mí no me cabe ninguna duda de que en el vagón de cabeza ¿Cederemos nuestra soberanía para cerrar filas tras la rubia teutona? Habrá que hacerlo. No se puede decir que la solución de la crisis es más Europa sin explicar qué significa eso. Y el significado no es que Europa pague sino otro bien distinto, dejar la improvisación y el quijotismo y meterse de lleno en la ética del trabajo concienzudo y el rigor calvinista.

Puede resultar tentador mandar al carajo a los alemanes y volver al “que inventen ellos”, que en España se vive muy bien y no necesitamos a esos cabezas cuadradas. Ya les daremos otra paliza en la próxima Eurocopa. Pero eso no nos pone en la situación de Alatriste, cerrando filas y cubiertos de gloria frente a los luteranos, sino en la del Lazarillo o el Buscón, mendigando para sobrevivir mientras se robaban entre pícaros.

No se trata de renunciar a nuestras peculiaridades sino a los vicios que nos han puesto en el disparadero, con una deuda pública y privada insostenible y unos niveles de corrupción que, además de lastrar nuestras finanzas, son demoledores para la moral de los que cumplen. Tampoco debemos renunciar a tener entidad propia para convertirnos en el perrillo faldero de los germanos. Pero si queremos liderar tendremos que aspirar a lo máximo, liderar en el pelotón de cabeza. En el de cola no hay sitio para la gloria.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Predicar con el ejemplo



Los resultados electorales, especialmente en Cataluña y Castilla La Mancha donde han sufrido recortes sin anestesia, bien que motivados por la calamitosa situación de las arcas públicas, demuestran la capacidad de los españoles para enfrentarse a la grave situación que estamos viviendo. El pueblo español por mayoría abrumadora ha aceptado que la salida de la crisis pasa por apretarse el cinturón y trabajar más hasta resolver nuestros problemas.

Pero mientras los ciudadanos hacen de tripas corazón y aprietan los dientes, los que deben dirigir nuestros destinos se empeñan en hacerse indignos de su misión. No son sólo sucesos tan escandalosos como el uso de la tarjeta visa municipal en un prostíbulo por el alcalde de un ayuntamiento en quiebra. O las colocaciones de familiares en puestos de libre designación, vicio tal vez menor pero que, en estos tiempos en que el trabajo es un bien preciosos, se amplifica considerablemente. Tampoco que la corrupción se extienda a las más altas esferas del Estado, donde hemos tenido que ver a un miembro de la familia real desviar fondos públicos a sus sociedades particulares. Aunque se trate de un consorte y el título sea de la señora, no se puede creer que nadie haya informado al suegro de los manejos del yerno. Con razón podemos pensar que “si el prior juega a los naipes, ¿qué no harán los frailes?”.

Sinceramente a mí lo que me preocupa es la impunidad de los que lo hacen. La gota que colma el vaso es el indulto por parte de un gobierno en pleno proceso de liquidación a un banquero condenado en firme, conmutándole la pena de prisión menor por una multa de 6.000 euros (lo que se habrá reído el indultado). A nadie puede extrañar después que los ciudadanos piensen que la vara de medir de la justicia trata de forma distinta a los humildes y a los poderosos.

Tengo muchas esperanzas en que el ejecutivo entrante sea capaz de liderarnos en el camino hacia la Tierra Prometida, aunque durante la travesía del desierto tengamos que realizar sacrificios. Pero los que deben señalar el camino habrán de tener en cuenta que el bastón de mando a empuñar no es otro que el del ejemplo. Que tengan presente la máxima de que dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera.

Confiemos en que la actuación del nuevo gobierno sea eficaz pero, sobre todo, que sea ejemplar. Y que así no tengamos que repetir como en Mío Cid “Dios que buen vasallo si hubiera buen señor”.

martes, 22 de noviembre de 2011

De Guillermos.



La historia de la Humanidad está llena de Guillermos del más variado pelaje. Así Guillermo el Conquistador, Guillermo de Orange también conocido como el Taciturno, Guillermo Tell, el terror de las manzanas, Guillermo el Travieso, y, más local, Guillermo Fernández Vara o Mr. Guille según algunos de sus partidarios. Este último pasará a la posteridad por haber heredado el feudo socialista de Extremadura y haberlo cedido, a continuación, pintado de azul gaviota.

Pero lo que más llama la atención es la forma en que ha reaccionado ante la pérdida. No se ha mesado los cabellos, ni ha llorado como mujer lo que no supo defender como hombre. ¡Qué va! Ha dicho que la culpa la tiene la crisis y se ha quedado tan fresco. Bueno, según parece, la crisis y su decisión de combatirla con medidas impopulares en lugar de optar por medidas electoralistas, a sabiendas del riesgo de perder las elecciones.

El problema de la teoría no es que se la crea, que allá él, sino sus implicaciones negativas para el pueblo extremeño. Así, según dicha tesis somos unos flojos, incapaces de afrontar la realidad y sus consecuencias. Eso nos diferencia, por ejemplo, de los castellano-manchegos o los catalanes, capaces de revalidar su confianza en los mismos que les han impuesto durísimos recortes tras las elecciones autonómicas. Pues bien, nosotros no debemos tener el valor y el espíritu de sacrificio de aquellos.

Alguien debería decirle de una vez al expresidente que la razón de que los extremeños le hayan vuelto la espalda no es otra que su política nefasta que, a pesar del aluvión de euros recibidos de Europa, ha colocado a Extremadura a la cola de España en todos los indicadores, al tiempo que dejaba en quiebra técnica las finanzas autonómicas.

Por no hablar de los escándalos que están saliendo a la luz en forma de cientos de miles de euros gastados en páginas web sin visitas, rehabilitación de residencias oficiales con fraccionamiento de pagos, desvío de fondos de empresas públicas a concejales amiguetes en pago de informes huecos, o surrealistas compras de perros a cuatro mil euros la unidad. Y todo ello en lo más agudo de la crisis. En lugar de insultar nuestra inteligencia, bien podría hacer un mínimo esfuerzo de autocrítica con el que seguro podrá encontrar las claves de su doble fracaso electoral.

Decía JFK que “la democracia es una forma superior de gobierno, porque se basa en el respeto del hombre como ser racional.” Nuestros gobernantes deberían aplicarse el cuento y respetar el raciocinio de los que le niegan la confianza, al menos en la misma medida en que lo respetan cuando la reciben.

lunes, 21 de noviembre de 2011

¿Dimitir? Anda ya!


Sorprende la reacción de algunos líderes políticos ante la derrota. La asumen para que todo siga igual. Y cuando digo todo me refiero fundamentalmente a “ellos y sus circunstancias”, que diría Ortega. Recordemos que Rubalcaba se impuso como candidato de su partido amparándose en el aparato y sin pasar por el proceso de primarias que le pedía la aspirante Chacón, que no hacía otra cosa que seguir las prácticas de elección democrática de candidatos de la que presumía el PSOE.

Tras saltarse a la torera las primarias para cosechar una derrota aplastante, lo menos que debería hacer Rubalcaba es asumirla con mayúsculas poniendo de inmediato todos sus cargos, incluyendo el acta de diputado, a disposición de su partido.

Pero parece que eso de dimitir no se estila. En este país el político que fracasa pide disculpas y se pone a gestionar su fracaso, en lugar de apartarse para tratar de facilitar el triunfo de otro. Algún día tendremos que seguir el ejemplo de los americanos, que han llenado Florida de campos de golf para enviar allí a todos los expresidentes, candidatos fracasados a presidentes y similares, evitando que sucumban a la tentación de permanecer en la sombra manejando los hilos de quienes deben tomar las riendas en su lugar.

España es diferente, al menos en política, y en lugar de seguir la máxima “renovarse o morir”, nuestros políticos prefieren “morir antes que permitir la renovación”.

Bogad!



Se cumplieron los pronósticos y los españoles hemos decidido. Con una embarcación a punto de zozobrar, la tripulación ha desoído las propuestas de los que, después de ponerlos al borde del abismo, prometían llevarlos a puerto sin esfuerzo. No hay atajos, y la madurez del pueblo español lo ha comprendido así. De la crisis no vamos a salir pidiendo a Europa que nos dé dos años de margen mientras nos financia más gasto público, ni poniendo impuestos a los banqueros para crear empleo. Eso son los cantos de sirena que pueden embrujar a la marinería pero que, como en la Odisea, conducen al barco irremediablemente a zozobrar en los acantilados.

Ya nos lo ha dicho Bruselas: “España debe ayudarse a sí misma”. Y no es un mal consejo. Dejemos de esperar socorro del exterior y veamos qué podemos hacer nosotros. De ésta saldremos con esfuerzo y sacrificio colectivo. No hay empresa que valga la pena y se consiga sin esfuerzo, y la tarea que nos queda por delante es ingente. Pero eso debe hacer que el esfuerzo sea más llevadero, porque, efectivamente, la meta vale la pena. Nos jugamos nuestro futuro, el personal de cada uno, el de nuestros hijos y el de nuestra Patria, y ese estímulo debe ser suficiente para que cada uno arrime el hombro y ponga la parte de esfuerzo que le corresponde. No es hora de pedir sino de dar, y la solidaridad debemos reservarla para aquellos que realmente lo necesitan.

Queda por ver cómo encajarán esto los perdedores. Lo cierto es que en democracia todos están legitimados para hacerse oír, y el ganar las elecciones no supone ni siquiera que el ganador tenga razón. Pero de lo que no cabe duda es que el gobierno salido de las urnas tiene toda la legitimidad para llevar a cabo su programa, sin hipotecas derivadas de la ideología o la opinión de los que han perdido. Estos tienen dos alternativas: colaborar en el esfuerzo colectivo o apartarse y dejar que gobierne el barco la nueva tripulación. Por el bien de España esperemos que cojan su sitio en la bancada y remen con todas sus fuerzas.

Hoy, más que nunca, "ad astra per áspera".

domingo, 20 de noviembre de 2011

Del puchero electoral



El tema del día son las elecciones, y por eso no me queda más remedio que hablar de cocina. No hablo de cocinar las encuestas del CIS, materia en que, según la leyenda negra, era un experto Alfonso Guerra. Tampoco de cocinar directamente las elecciones. Ese es una arte culinario que dominaba como nadie el Conde de Romanones pero que, por suerte, ha desaparecido de la escena patria, aunque quedan todavía fogones en Ultramar. Los famosos cocineros Castro, el chef Chávez y algunos más son grandes exponentes de la cocina electoral caribeña.

Hablando de Romanones, aventajado cacique decimonónico, se cuenta que en su circunscripción electoral un rival político se le estaba adelantando en el proceso de dar pucherazo, y andaba comprando los votos de los vecinos. Los paniaguados del conde le advertían de que el rival les llevaba ventaja y que había que actuar. Éste les decía que no tuvieran prisa y, a escasas fechas del día de votación, fue por los pueblos preguntando a los electores: “¿Cuánto os ha dado fulano por votarle?”. Los paisanos le contestaban que tres pesetas, a lo cual replicaba el conde: “Menudo sinvergüenza y tacaño. Anda, devuélveme las tres pesetas, toma un duro y me votas a mí.”

Anécdotas aparte, en España el proceso electoral está fuera del peligro de ollas podridas, como consecuencia de una madurez democrática que garantiza nuestro derecho a la elección de los gobernantes legítimos y que, por lo mismo, nos impone la obligación de acatar el veredicto de las urnas. Esperemos que sean conscientes de esa obligación los que pretenden sustituir la máxima, no digo que única, expresión democrática por una supuesta legitimidad nacida de las calles o las redes sociales.

Bueno, como este tema me está dando hambre, voy a ver si desayuno antes de ir a votar.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Pronóstico no reservado



A dos días de la verbena electoral no me resisto a dar mi pronóstico, dado que es gratis y todos son ventajas. Si aciertas quedas como un gurú, y si te equivocas nadie se acuerda y tampoco importa un pimiento.

Pues dicho lo anterior, consultado mi oráculo de Don Benito, y vistas las encuestas, apuesto a que el resultado se va a parecer mucho más a un 2-1 que a otra cosa. O sea que Rajoy se lleva casi 200 escaños y Rubalcaba muy poquito más que 100. No es solo que lo digan los sondeos del Financial Times, es que se da una conjunción planetaria, en forma de hastío la situación y paro, que va a provocar una inmensa marea azul.

¿Y en Extremadura? Mi apuesta es por un 7-3 a favor del PP lo que supondrá la defenestración de Fernández Vara, que acompañará a Rubalcaba al limbo político.

En fin, las cartas están echadas y esperemos que a partir del lunes se abra un futuro esperanzador para España y que los que salgan de la urnas estén a la altura de la tarea pendiente.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Esto lo arreglamos entre casi todos.



El domingo pasado, la prensa extremeña se hacía eco de la denuncia de un emprendedor sobre el calvario burocrático sufrido durante dos años para poner en marcha un nuevo proyecto. A cuenta de la denuncia se atizaba de lo lindo al sector funcionarial, imputándole un absentismo generalizado (del 80% según la “víctima”) y buena parte de la culpa de los males patrios. No seré yo quien ponga la mano en el fuego por el funcionariado extremeño o nacional, porque he visto casos de desidia y golfería rayanos en el delito. Pero voy a romper una lanza por los miles de funcionarios, mucho más del 20%, que realizan su trabajo de forma aceptable, cuando no por encima de lo que se les podría pedir. Y lo hacen sin temor al castigo ni la promesa de una recompensa, que no hay, con el único aliciente de cumplir con su deber.

No creo en la teoría de que la culpa de nuestras desdichas la tienen los funcionarios. Es una tentación irresistible mirar a los otros cuando hay que buscar responsabilidades, pero señalar a un colectivo concreto no resolverá nuestros problemas aunque tranquilice nuestras conciencias. Sin intención de ser exhaustivo, me vienen a la cabeza otros responsables de que las cosas no funcionen tan bien como debieran.

Por supuesto nuestro gobierno, culpable de mentir a la ciudadanía desde el comienzo de la crisis e incapaz de adoptar medidas eficaces. Pero junto a él muchos de nuestros políticos, desde los que se limitan a aparecer por el Congreso los días de votación a los alcaldes sinvergüenzas y trincones de pueblos de unos pocos centenares de habitantes. Qué decir de los sindicatos, desde sus máximos responsables, que preparan huelgas generales en resorts de lujo, a los sindicalistas de base a los que nadie recuerda haber visto trabajar. Y de los empleados improductivos que dedican más tiempo al facebook y a las diversas formas de escaqueo que a desempeñar su trabajo. Tampoco se quedan atrás muchos directivos, más ocupados en apropiarse de los méritos ajenos y hacer la rosca a sus superiores que en aportar valor a sus empresas o a la sociedad. Ni algunos empresarios, pendientes del tráfico de influencias y la subvención, y no de competir en igualdad de condiciones. O los parados especialistas en Play Station, que se toman dos años sabáticos a costa del seguro de desempleo en lugar de formarse o buscar trabajo. O de los jóvenes que aun no han accedido al mercado laboral porque prefieren vivir de sus padres antes que aceptar un empleo que les obligue a trabajar los viernes por la tarde. Salvo los autónomos, pobres, que en cuanto dejan de echar horas se arruinan y dejan de serlo, en principio nadie está libre de sospecha.

En fin, ya está bien de hacer amigos. Lo que quiero decir es que es bueno que dejemos de mirar al extranjero como causa de nuestros males y como hipotética tabla de salvación. Pero puestos a interiorizar las causas reales de la crisis nacional, empecemos por hacer examen de conciencia partiendo de nosotros mismos, y seguro que encontramos muchas posibilidades de mejora. España está llena de gente con capacidad y ganas, y en cuanto nos libremos de algunas inercias y algunos caraduras conseguiremos la recuperación de nuestra economía y nuestra moral. Es hora de que miremos con simpatía al que se deja la piel en su trabajo y dejemos de justificar a los que, funcionarios o no, viven a costa del trabajo ajeno. Porque en momentos como los que estamos viviendo, los que no son parte de la solución son parte del problema.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Democracia vs mercado



La última moda consiste en afirmar que los mercados atentan contra la democracia. Y qué ejemplo más paradigmático que la Democracia griega, la primera de todas en el tiempo, herida de muerte por unos mercados, que son capaces de derribar líderes elegidos por el pueblo, para imponerle reformas económicas.

Es curiosa esta teoría, porque le da la vuelta a todo lo que conocíamos hasta ahora. Mercado y democracia han ido siempre unidos porque van naturalmente unidos. El mercado puede existir, aunque sea de forma imperfecta, sin democracia (China es un ejemplo) pero la democracia no puede existir sin mercado. Sin mercados hasta las necesidades básicas de la pirámide de Maslow, como comer y beber, no dependen de nuestras decisiones libres de oferta y demanda sino que vendrán dictadas por otros. Y, cuando se nos priva de la libertad económica, es una ilusión pensar que podemos mantener la libertad política de elegir los gobernantes y la forma en que deben ejercer el poder.

¿Entonces qué ha pasado? ¿Por qué determinados gobiernos están sujetos a la voluntad de otros que detentan el poder económico? La razón es sencilla, la libertad de elección conlleva responsabilidades y consecuencias. En un mundo globalizado todos dependemos de los demás, pero las relaciones de dependencia están muy determinadas por el modo en que se ha ejercido la libertad. Al igual que una persona es libre para endeudarse si quiere adquirir lo que no tiene, cuando se endeuda por encima de sus posibilidades empieza a renunciar a parcelas de libertad. No nos engañemos, la libertad hay que ganársela, y se pierde cuando se cambia por el bienestar con cargo al esfuerzo ajeno. No en vano siempre se ha dicho que el que paga manda. Y con los países pasa lo mismo. Pueden elegir gastar lo que tienen o gastar más, pero si eligen la segunda opción deberán acudir a los mercados financieros y atenerse a sus reglas.

En el ejemplo inicial, si hemos de creer a algunos, los pobres griegos han caído en manos de una exigente Merkel que les impone sacrificios injustos para no dejarlos caer en el abismo. Luego, cuando se hurga en la herida griega, aparecen agentes infecciosos muy peculiares. Así, los fraudes en las pensiones que cobraban miles de “pensionistas” fallecidos, los sueldos de 60.000 euros de los conductores del metro helenos, las compras de tanques americanos Abrams por importes milmillonarios, o el desorbitado número de Porsche Cayenne de Larisa, capital de Tesalía. Y todo ello pagado, naturalmente, con el dinero ahorrado por los demás europeos.

Entonces ¿hay que abandonar a su suerte a los que se equivocaron individual o colectivamente? Sinceramente no lo sé, pero de lo que estoy seguro es de que no se puede hacer recaer sobre las espaldas de los que han sido prudentes y acertaron, los errores de los que no lo han sido y erraron. Estos últimos podrán salir de su situación echando mano de su propio coraje y esfuerzo, o apelando a la solidaridad de los demás. Pero que no apelen a la Justicia porque, como señalaba el griego Aristóteles, no es justo que los que han hecho sacrificios y esfuerzos diferentes reciban recompensas iguales.

lunes, 7 de noviembre de 2011

“Mujeres, alcohol y pistolas" (banda sonora de Ennio Morricone)



Un estudio de la Universidad de Granada concluye que “aunque resulte inconcebible, un 28% de los universitarios españoles sigue recurriendo a conductas sexualmente coercitivas, como la de invitar a unas copas, para conseguir mantener relaciones sexuales con sus compañeras”. Los autores sospechan que “los comportamientos coercitivos vinculados con el alcohol tendrían mucho que ver no sólo con la situación, sino también con la ideología de género especialmente de los chicos, en concreto con su mayor o menor adhesión a lo que en la literatura especializada se conoce como mitos sobre la violación”.

Pues ya saben ustedes, si a alguno se le ocurre después de una cena romántica invitar a una copa a la chica, puede que, en lugar de responderle “¿en tu casa o en la mía?”, lo lleve al cuartelillo por ejercer sobre ella una conducta sexual coercitiva.

Yo no sé si estas ocurrencias son fruto de alguna reprimida o de un necio con problemas con las mujeres. Si le dijeran a Mae West, después de preguntarle a Cary Grant “llevas pistola o te alegras de verme”, que éste podría invitarla a una copa para debilitar su voluntad en el marco de un mito sobre la violación, seguramente la diva se partiría de risa y preguntaría que quién iba a violar a quién.

Pues 80 años después, los tipos más tontos de la Galaxia han decidido echar sobre sus hombros la pesada carga de proteger la virtud de las mujeres, aunque ahora la virtud se llame “voluntad contra conductas sexuales coercitivas”. Por cierto, son los mismos tarados que, en un ejercicio de coherencia, consideran que un maromo de 17 años puede dejar embarazada a una niña de 13 y llevársela de la mano a abortar sin que sus padres se enteren de la jugada.

Yo ya no entiendo nada. Ahora resulta que los que presumían de la liberación sexual femenina estiman que una fémina no puede tomarse un pelotazo de whisky antes de revolcarse con un noviete. Sólo les falta incapacitarlas y recluirlas, como especies protegidas, en el Zoo de la Casa de Campo. Lo único que me consuela es pensar que somos muchos los que empezamos a estar hartos de esta hornada de Pajines, Bibianas, profesores de Granada y demás mojigatos que te condenan al ostracismo por encender un pitillo, a galeras por comerte una hamburguesa XXL, o al mismo infierno si se te escapa una mirada al escote de una maciza.

Definitivamente, en España no cabe un tonto más.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Del 20-N: Hundimiento y esperanza.



El lunes se celebra el debate entre Rajoy y Rubalcaba, aperitivo para el amargo banquete electoral del día 20. Amargo porque el botín electoral es el menos apetecible que se ha servido en nuestra historia democrática. En cualquier caso, alguien tiene que lidiar el toro, y las encuestas coinciden unánimemente en que el diestro será Rajoy, porque la distancia que le separa de Rubalcaba es insalvable y solo puede aumentar.

Pero no hacen falta encuestas. Sólo algunos periodistas y analistas de esos que viven en la nube y se miran al ombligo mutuamente, pueden pensar que todavía queda partido, o que algún imprevisto o el voto indeciso del que habla José Blanco, el único en este país a quien pagan por repostar, pueden dar “chance” al PSOE.

La realidad está a la vista de todos, cinco millones de parados, cientos de miles de empresarios que han cerrado sus negocios, funcionarios a los que se les ha machacado en el prestigio y en el bolsillo, dejándolos sin pagas extras y culpabilizándolos de la situación, instituciones casi en bancarrota y un gobierno que se debate entre la incompetencia absoluta y la corrupción. Por no hablar de los fracasos en las diversas políticas sectoriales: territorial (con el escándalo de Bildu en las instituciones), educativa, energética… y no sigo porque me deprimo.

¿De verdad alguien piensa que queda margen para la incertidumbre? ¿De verdad alguien cree que este infausto gobierno no ha tenido nada que ver en el desastre? ¿De verdad queda quien considera que se le puede echar la culpa de todo esto al neoliberalismo, a Aznar y al coco? ¿De verdad se puede advertir en Rubalcaba, al que me suena haber visto antes en alguna parte, al salvador que tiene la solución a nuestros problemas?

Si hay algo que me da esperanza es que el pueblo español va a demostrar su madurez castigando sin contemplaciones a los que nos han llevado a esta situación. Esto al menos nos diferencia de los países, en Hispanoamérica tenemos ejemplos notorios, que se empeñan en reelegir a los políticos que les hunden en la miseria, en una incomprensible espiral suicida. Y por eso creo que tenemos futuro, y que la marca España volverá a brillar con fuerza.

Quedan tiempos duros por delante y todos tendremos que arrimar el hombro. Nunca se habrá entregado el poder a un partido en una situación tan difícil. Pero ninguna empresa grande se consigue sin esfuerzo. Esperemos que quienes tienen que liderarnos en ese trayecto estén a la altura de las circunstancias.

Ad astra per aspera.

martes, 1 de noviembre de 2011

Esto lo arreglamos entre todos (cambiando el chip)


Algunos esperan que se arregle la crisis y que todo vuelva a estar “en orden”, es decir, como antes aunque sea con menos dinero. Otros, que ven que estamos ante un cambio de era, creen que la crisis es el peaje de una transición que terminará “cuando todo haya cambiado”. Así, caen en el mismo error, al pensar que se trata de pasar de un modelo estático a uno nuevo y diferente pero igualmente estático.

Lo que no acabamos de comprender es que, si crisis significa cambio en griego, hemos llegado a un punto en que la crisis es el nuevo estado natural de la Humanidad porque estamos en una fase de cambio continuo. La globalización hace que el efecto mariposa tenga sentido y, en un mundo donde el movimiento de uno afecta a todos, la existencia de 7.000 millones de saltimbanquis garantiza la agitación constante.

A muchos esta situación les molesta. Los sindicatos, por ejemplo, no admiten que los trabajadores de China o de la India pongan en peligro el modelo en el que se habían instalado y en el que viven muy cómodamente. Pero no se trata de que la idea de un mundo global nos guste o no, sino de que éste es real y, en consecuencia, el escenario en el que tenemos que actuar no lo delimitamos nosotros.

Eso supone que la añoranza del pasado es cada vez más inútil. No volverá ni falta que hace. La cuestión es afrontar el futuro y, por tanto, desaprender lo que conocíamos para aprender cosas nuevas constantemente. No podemos pensar que, en un mundo en continua ebullición, aprobar unas oposiciones o aprender un oficio o profesión, nos garantizará un status vitalicio.

Esperemos que la nostalgia por los tiempos perdidos se supere pronto y que, liberados de ella, una nueva actitud nos permita afrontar los que vienen, que serán mejores si nos lo proponemos puesto que siempre ha sido así. Es la hora de dejar de escuchar a los que se lamentan, porque hay una gran diferencia entre quejarse y pedir ayuda.

sábado, 29 de octubre de 2011

Verdades y mentiras (episodio 1)


Los sindicatos y el PSOE, con Rubalcaba I “el Sensible” al frente (cómo me conmueve la grandeza de su alma, un manantial que solo se revela en lágrimas, que diría Unamuno) han descubierto en la derecha al enemigo acérrimo de la enseñanza pública, a la que pretende destruir para condenar al abismo de la incultura y la miseria a los hijos de la clase trabajadora.

Recuerdo los tiempos en que los colegios públicos eran demandados por pobres y ricos porque su excelencia académica les permitía codearse sin complejos con los colegios privados de Jesuitas o Marianistas. Son buena prueba institutos con fama en toda España como el Ramiro de Maeztu en Madrid o aquí mismo, en la tierra extremeña, el Zurbarán.

Luego, las sucesivas leyes de educación socialistas, a base de sustituir esfuerzo y mérito por relajación y dinero, consiguieron unos centros educativos públicos que da gusto mirar de lejos pero miedo ver los resultados que consiguen en el alumnado. Y hoy los ciudadanos huyen de ellos, para escolarizar a sus retoños en los colegios concertados, cuando no en costosos colegios privados.

Pero en lugar de remediar los males de la enseñanza pública los socialistas prefieren buscar un chivo expiatorio y han escogido como tal a los colegios concertados que, según parece, absorben los recursos que les faltan a los públicos para tener calidad. Lo que no dicen es que absorben también buena parte del alumnado que tiene el derecho y la obligación de ser escolarizado y que, al ser más baratos que los públicos, lo que hacen es liberar recursos para estos. Cuestión de puras matemáticas.

Es más sencillo acabar con la enseñanza concertada, sobre todo si es religiosa, que mejorar la pública. Se trata de eliminar cualquier referencia que señale el fracaso del sector público también en educación. Si con eso empeora la calidad educativa es lo de menos. Total, ellos llevan a sus hijos a centros privados como el Colegio Británico o el Instituto Alemán.

El problema es que no es fácil engañar a todos. Y así, mientras los sindicalistas vestidos con camisetas verdes siguen manifestándose contra Esperanza Aguirre por obligarles a dar dos horas lectivas más, la ciudadanía ve en el niño pijo del anuncio de la campaña socialista al hijo del socialista Pepiño Blanco.

martes, 25 de octubre de 2011

De dictadores libios, Bin Laden, indios de la India, alianzas de civilizaciones, y paro ya porque esto parece el título de un capítulo del Quijote



No soy de los que consideran que la muerte santifica a todos, incluyendo a los tiranos (eso lo dejo para el entorno de ETA y sus surrealistas esquelas). Y es posible que Gadafi fuera merecedor de la pena capital. Desconozco la dimensión exacta de sus crímenes pero los grandes criminales, y me vienen a la memoria los nazis ejecutados tras los Juicios de Nuremberg, no pueden pedir la hoja de reclamaciones cuando sus víctimas los juzgan y condenan. Ahora bien, de lo que estoy seguro es de que ningún ser humano merece morir de la forma en que lo ha hecho el libio.

Llama poderosamente la atención el silencio de los “defensores oficiales” de los derechos humanos ante la horrible ejecución del dictador, al que por cierto jaleaban hace nada. Contrasta con el ruido mediático originado por la muerte de Bin Laden en una operación de comando. Pero claro, éste fue muerto a manos de los SEAL americanos y aquél a manos de unos rebeldes islámicos. Nuevamente aparece la doble vara de medir del pensamiento progresista y políticamente correcto, según el cual las conductas no son reprobables según su naturaleza sino en función de su autor.

Lo sucedido con Gadafi es una buena muestra de las diferencias entre Oriente y Occidente. Las indecentes imágenes de la muerte del sátrapa libio muestran bastante a las claras que los estándares del pensamiento y conducta occidental, inspirados en la tradición de la democracia griega, el derecho romano y el humanismo cristiano, son mucho más aceptables que las maneras y tradiciones de los pueblos islámicos, fundadas en el fanatismo religioso, el ojo por ojo y la intransigencia más radical.

Viene al caso la historia del gobernador británico que en la India se encontró con el sati, o costumbre de quemar a las viudas en la pira funeraria de sus esposos. Cuando los nativos pretendieron justificarse diciendo que era una costumbre india, el gobernador contestó: “Muy bien. Es vuestra costumbre. Nosotros tenemos otra costumbre: cuando un hombre quema a una mujer viva, le ponemos una soga al cuello y lo ahorcamos”.

No digo con esto que todo lo occidental sea maravilloso (las hemos liado pardas) y lo oriental reprobable. Pero sí que cuando uno le niega a su cultura y tradiciones el mismo pan y la sal que le concede a las del vecino, no puede quejarse si éste luego decide imponerle las suyas.

sábado, 22 de octubre de 2011

De lo grande y lo pequeño


Extremadura es una gran región. A muchos les impresiona recorrer cientos de kilómetros sin salir de ella, lo que se acompaña de la innegable belleza natural de sus paisajes. Además, a esa grandeza territorial le acompaña la grandeza histórica. Las gestas de nuestros antepasados extremeños han tenido una dimensión que los ha hecho universales.

Pero los extremeños no hemos perdido el gusto por las cosas pequeñas. Así cada pueblo tiene un pequeño instituto y una biblioteca pequeña; cada comarca un hospital pequeño; cada cabeza de partido un centro tecnológico pequeño; y cada ciudad una universidad y un parque científico pequeños.

Y así, conseguimos con mucho esfuerzo pequeños resultados. Institutos con profesores que vienen de la ciudad a dar clases a un número cada vez más pequeño de alumnos; bibliotecas con pequeño número de libros prestados; hospitales de los que huyen los médicos porque sólo ofrecen sueldos, proyectos y curriculos pequeños; centros tecnológicos con pocas y pequeñas empresas; universidades con prestigio pequeño y parques científicos con un número pequeñísimo de patentes. Ahora, algunos tienen una nueva meta y aspiran a crear plataformas logísticas diminutas.

Probablemente lo anterior no se debe a que el extremeño genéticamente sea un espécimen de pequeñez de miras (a nuestros antepasados me remito). Pero entonces ¿cuál es la causa de que no hayamos sido capaces de unir nuestros esfuerzos para hacer algo grande? Se me ocurren muchas explicaciones, aunque a bote pronto creo que, además de rivalidades y localismos, hemos tenido políticos pequeños con aspiraciones tan pequeñas como son mantener sus pequeñas parcelas de poder. Y así, no han permitido que se creara algo grande que les sobrepasara y no pudieran controlar.

Sólo espero que los nuevos gobernantes tengan una visión amplia que permita unir a los extremeños en una empresa común que trascienda a esta región, poniéndola en un lugar visible dentro de un mundo cada vez más pequeño.

miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Paz sin vencidos?



El tema del Pais Vasco me supera. Ya no entiendo nada de lo que pasa allí y cada vez me importa menos, como a casi todos los españoles. Al final, el instinto de conservación te dice que no puedes estar continuamente indignado por lo que sucede en un territorio que, al fin y al cabo, es pequeño y está lejos. El espectáculo siniestro de esos tipos torvos ocupando las instituciones públicas, con la bendición de un Tribunal Constitucional y un gobierno cuya ignominia les ha hundido en el pudridero de la historia democrática española, me disgusta y procuro evitarlo.

Así, el distanciamiento me hace evitar la sensación de derrota. Porque, aunque algunos digan que hay que poner fin a la violencia sin que haya vencedores y vencidos, ya los hay. Igual que al término de una competición deportiva basta con mirar a los contendientes para saber quién ha ganado y quién ha perdido, aquí basta con mirar a los cabecillas de Bildu y a sus víctimas para saber que aquellos han ganado.

Y a pesar de que procuro no pensar en el tema, a veces me vienen a la cabeza esos grandes perdedores. Los demócratas vascos, que deberán apurar hasta las heces el cáliz amargo de asistir al triunfo de quienes cercenan sus libertades. Y especialmente las víctimas del terrorismo, incómodas para muchos y prescindibles para cada vez más gente.

Imagino lo que debe ser para ellos cosas tan triviales como presentar un escrito en la ventanilla de un ayuntamiento, cuando se añade la circunstancia de que debe resolverlo quien saben que estaba detrás del asesino de sus padres o hermanos. Y me sonroja pensar en la desolación que deben sentir viéndose olvidados, cuando no desdeñados, mientras se descubren placas y se homenajea a muertos de guerras del siglo pasado.

Lo único que me consuela, pobre consuelo, es el convencimiento de que todos aquellos que han permitido lo que está sucediendo serán también víctimas de su propia perversión. Se equivocan al pensar que es posible convivir democráticamente con las fieras. Para aplacarlas se han dejado devorar por ellas, y éstas no pararán hasta acabar con los últimos despojos.

domingo, 16 de octubre de 2011

Los indignados atacan de nuevo


Lo de los indignados empieza a parecerse a una película de indios en que vista una, vistas todas.

Vuelven a aparecer coincidiendo con la convocatoria de un proceso electoral en el que la izquierda acapara todas las papeletas para una derrota histórica, aunque a lo mejor es mera coincidencia.

Vuelven a ocupar las calles pidiendo democracia real, pero evitando someterse al escrutinio democrático que suponen las elecciones. Deben considerar que están por encima de esos procedimientos reservados a los simples mortales.

Vuelven a hacerlo sin pedir autorización y al margen de la ley, porque su legitimidad propia se impone a la que rige para el resto de los españoles. Es peculiar el elitismo de estos “desheredados” que se consideran, consciente o inconscientemente, por encima de los demás.

Y vuelven a campar a sus anchas ante la dejación de funciones de un gobierno que, por si hay sardina que arrimar a su ascua, decide nuevamente y de forma rayana en la prevaricación, a quién se le aplica la ley y a quién no.

La novedad es que ahora pretenden exportar el movimiento, no tengo muy claro si en un salto al vacío ante su fracaso previo (la goleada que recibieron por parte del JMJ fue monumental) o como una maniobra de despiste para que no pensemos que de lo que se trata es de intentar adulterar las próximas elecciones generales.

Pues como en todos los western, el final está cantado: aparece el séptimo de caballería y los indios acaban chasqueados y volviendo a la reserva. Y esto es lo que va a pasar en esta nueva entrega. Los españoles decidiremos dentro de un mes lo que nos conviene sin que estos apaches tengan nada que decir, al margen de lo salga de las urnas. Porque todavía queda un largo camino por recorrer hacia el salvaje oeste, lleno de obstáculos que superar. Y para llegar a buen fin hace falta la unión y fe que tenían los colonos americanos, y centrarse en los retos que nos esperan.

Y los que no tengan otra cosa que aportar, al margen de ruido y furia, deberían aplicarse la frase de Einstein según la cual “los que piensan que es imposible deberían dejar trabajar a los que lo estamos intentando”.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Cuanto más primo más me arrimo


El nepotismo, o afición por colocar a la familia, tiene una larga tradición desde el Imperio Romano hasta nuestros días. El Presidente de la Asamblea extremeña, cual nuevo Nepote de la Emérita Augusta, ha justificado la contratación de su primo no precisamente en la tradición sino en algo más prosaico, evitar el cotilleo. Como el conductor de su coche escucha lo que habla por el móvil, tiene que ser de plena confianza, y para eso nadie mejor que un primo. Curiosa teoría la de reservar a los primos el acceso a los cargos de confianza.

¿De verdad pensaba que no se iba a dar cuenta nadie? Es pasmoso que un sujeto al que, según su biografía oficial, “le encanta estar al día” y tiene actualizados sus perfiles de facebook y twitter, no esté enterado que, en estos tiempos, un político colocando a sus primos es un firme aspirante a trending topic. No sé si lo ha conseguido, pero sí que se ha colocado en los principales periódicos nacionales, lo que para un político de provincias primerizo es todo un logro.

En cualquier caso, alguien tendrá que decirle que lo del primo no cuela y que le ha dado municiones a una oposición que las va a utilizar legítimamente pero, sobre todo, que los votantes esperamos algo más que un cambio de régimen. Rectificar es de sabios y siempre se agradece por la sufrida ciudadanía. No sería malo que despidiera a su primo y condujera él mismo su coche. Con pedirle a la Asamblea un “manos libres” podrá hablar todo lo que le parezca sin que nadie le escuche.

Porque si de lo que se trata es de emular a los desconfiados emperadores romanos, puede hacer como Claudio, que para evitar ser envenenado se alimentaba exclusivamente de los higos que el mismo recogía. O mejor, contratar a su primo como cocinero, eso sí, pagándolo de su bolsillo porque los nuestros no dan para más.

domingo, 9 de octubre de 2011

Programa, programa… ¿programa?



Hace unos meses Mariano planteaba algunas incógnitas… ¿sería capaz de ganar las elecciones alguna vez? Y sobre todo ¿qué pensaba hacer si ganaba?

Ahora se despeja una de ellas. Va a ganar por una mayoría aplastante y sin oposición porque Rubalcaba, la joven promesa, va a quedar peligrosamente cerca de los 100 escaños. El problema es que sigue sin decirnos qué va a hacer cuando gane y por ahí andan, unos y otros, reprochándole la falta de programa. Aunque no tengo claro que eso sea un problema. ¿Es que no podemos vivir sin las típicas “100 propuestas electorales”? ¿De verdad que con la que está cayendo, dentro y fuera de casa, pensamos que con promesas y palabras se va a arreglar la situación? ¿Necesitamos fórmulas mágicas escritas en un pergamino para salir de ésta?

Yo no sé si Rajoy sabe lo que se trae entre manos, pero estoy seguro de que lo que tenemos no vale para arreglar la situación, y que hace falta un cambio radical. También estoy convencido de que no hay fórmulas mágicas. Hace falta una regeneración completa del país y eso no se consigue con un programa electoral. Necesitamos poner fin a los excesos del pasado y a los errores de quienes se creían capaces de gestionar la economía y todo lo demás desde una pretendida superioridad moral, que ha acabado con agujeros en las cuentas y tratos en las gasolineras.

Es posible que el líder del PP no tenga soluciones mágicas, pero en un mundo interconectado, complejo y en plena transformación hay que desconfiar de quienes las tienen. Obama prometía de todo, incluso que sí que podían, y por ahí anda echando la culpa de su incapacidad a todo el mundo menos a sus fallidos programas de despilfarro, mientras sus conciudadanos pierden su confianza en ese Flautista de Hamelin moreno. Nuestro ZP no sólo tenía la solución, es que ni siquiera tenía problema. El Aznar de los últimos tiempos, el que se lo sabía todo, hizo muchas más tonterías que el que abordó la crisis anterior desde la modestia y la constancia.

Cierto que la gente necesita creer en algo para ponerse en marcha, y que el nuevo presidente tendrá que infundir a la gente esperanza, combustible espiritual necesario para hacer el camino. Pero la solución tiene mucho más que ver con el trabajo, la austeridad y la recuperación de valores que con fórmulas magistrales administradas por los políticos.

Así que habrá que dejar de esperar que nos resuelvan la crisis y ponerse manos a la obra para tratar de resolver cada uno la parte que le toca. Y, cuanto antes empecemos, antes terminaremos el trabajo entre todos, porque los que no sean parte de la solución son parte del problema.

viernes, 7 de octubre de 2011

De gacelas y miedos.


¿Otra de miedo? Qué pesado es este tío dirán algunos. Y es posible, pero el problema es que estos días anda todo el mundo asustado, y eso no es bueno para el negocio. Emilio Duró, al que muchos conocéis, dice un par de cosas interesantes sobre el miedo.

La primera es que lo único cierto es que todos vamos a palmarla. Y cuando se asume eso, se pierde el miedo a cosas como la llegada del fin de mes, los impagos de clientes o las rebajas del sueldo a funcionarios. Nada de lo que nos está pasando es tan importante como para impedirnos tratar de disfrutar del resto de nuestra vida.

La segunda va sobre gacelas. Cuando en la sabana los leones (bueno, las leonas que son las que curran allí) atacan un rebaño de gacelas, éstas corren hasta que una de ellas, normalmente la coja, es cazada. Después, las demás paran y siguen pastando, porque saben que los leones no son peligrosos hasta que vuelvan a tener hambre. Si el rebaño fuera de hombres, no pararían cuando se zamparan al primero, pensando en cosas como: “¿Y si se quedan con hambre?”, “¿y si me tienen tirria?”,"¿y si viene otro leon?". Y seguirían corriendo y sufriendo, agotados y muertos de miedo, en lugar de pastar y disfrutar de la tregua. Así, el hombre es el único animal que se pasa la vida temiendo cosas que no han pasado y que, en un 90% de los casos, no van a pasar: “¿Y si me arruino?”, “¿y si me despiden?”, “¿y si no puedo pagar la hipoteca?”. Cuando pase, si pasa, será el momento de afrontarlo, pero no anticipemos nada.

En conclusión, no se admiten quejas hasta que te hayan comidos por los leones. Y exclusivamente durante el período de luto porque, como dice la frase, “caer está permitido, levantarse es obligatorio”. Ya hemos pasado bastante miedo sin motivo, así que vamos a disfrutar que estamos en pie y, eso sí, espabilar para no convertirnos en gacelas cojas.

Echemos el resto, pero mirando el futuro sin miedo, y disfrutemos de lo mucho o poco que tenemos. Sobre todo porque a los más importantes los tenemos en casa y no podemos fallarles. Igual que los marinos en la tormenta vuelven sus ojos al capitán en el puente, los ojos de los nuestros están pendientes de nosotros en este temporal. Y para llevar el barco a puerto debemos dejar los temores y asir el timón con la mano firme y la mirada en el horizonte.

lunes, 3 de octubre de 2011

Consejos vendo que para mí no tengo II (Y vuelta la burra al trigo)


La verdad es que seguirle la pista a nuestro extinto presidente autonómico no es el objeto de este blog, pero se empeña en ponerlo a huevo. Acaba de hacer público en “el Cuaderno de Guillermo” su intención de plantear al Gobierno extremeño un Plan de choque contra el desempleo que crearía nada menos que 10.000 puestos de trabajo en un año, así sin anestesia. Pues bien, vamos a examinar brevemente este monumento a la demagogia.

Lo peor del plan no es la falta de explicaciones sobre el trabajo que van a desempeñar los 10.000 beneficiarios del mismo. Tampoco que deban cofinanciarlo los bancos como compensación a un impuesto sobre depósitos que nunca se les cobró por el gobierno del Sr. Vara. O que se apoye en obtener fondos mediante un plan de lucha contra el fraude fiscal, cuando el gobierno autonómico no tiene competencias en esta materia, que está atribuida a la Agencia Tributaria estatal.

Ni siquiera que el plan propuesto obligue a todos los ayuntamientos, mancomunidades y empresas públicas, es decir, los gobiernos e instituciones del que su partido político ha sido desalojado en las últimas elecciones.

Lo peor de todo es que este señor era el Presidente del gobierno autonómico hace cuatro meses, y que durante su mandato se ha batido el record absoluto en las cifras de desempleo en Extremadura. Y es ahora cuando el campeón del paro se ha dado cuenta del problema y se le ha encendido la bombilla con la solución.

Pero no queda todo ahí. Amenaza, si el Gobierno no aprueba su plan, con sacarlo adelante con la “mayoría progresista” de la cámara. Definitivamente este hombre todavía no se ha enterado de que, a raíz del ERE electoral del 22 de mayo, le han despedido de su trabajo anterior. Debería hacérselo mirar.

domingo, 2 de octubre de 2011

Es la educación estúpido!


El otro día leí el curriculum de una aspirante a empleo de veintipocos años. Aunque seguramente la chica tenía un enorme potencial, sus estudios de auxiliar en gestión administrativa, unidos a un nivel bajo en inglés, la hacían susceptible de ser sustituída por una aplicación informática.

No sé quiénes elaboran los planes de estudio, pero parece que siguen rutinas burocráticas al margen de los cambios que se están produciendo a pasos agigantados. Se invierten dinerales en proporcionar a nuestros jóvenes una formación anticuada y titulaciones obsoletas, eso sí vestidas de una terminología académica que nadie entiende y a nadie interesa. De esta forma, salen de las universidades y escuelas de formación gente con unas expectativas que no se pueden ver cumplidas porque no se ajustan a las demandas de un mercado donde, entre todos, decidimos qué tiene valor y qué no lo tiene.

Si a eso añadimos que nadie se molesta en fomentar la iniciativa, el espíritu emprendedor, el riesgo y la innovación, y que se ha tirado por tierra la cultura del esfuerzo, los resultados son desalentadores. Pero se sigue diciendo que el problema de la educación es la falta de recursos económicos, como si la formación se pudiera comprar. Si así fuera los ricos la hubieran acaparado hace mucho tiempo y, en cambio, circula por el mundo gente con muchísimo dinero y muy poca cultura.

Además, nunca han estado tan al alcance de la mano las posibilidades de formación autodidacta como ahora, en que con un click podemos recibir lecciones magistrales de los mejores en cualquier materia. Lo único que no puede sustituirse es el esfuerzo. Y fomentar la cultura del esfuerzo requiere a su vez, un esfuerzo de imaginación y preparación por parte de quienes tienen la tarea de formar a las nuevas generaciones. Pero mientras nuestros profesores sigan levantándose en armas para luchar contra la maldición de impartir dos horas más de clase a sus alumnos, el sistema educativo español seguirá estando a la cola en los indicadores e informes europeos.

Esperemos que, de una vez, se tomen las medidas para tratar de corregir los males de nuestra educación antes de que sea tarde, como herramienta clave de un progreso que haga realidad el dicho “donde hay educación no hay distinción de clases”.

sábado, 1 de octubre de 2011

¿Tocará la China?


Hace poco hablaba con un conocido sobre China, el coloso del futuro, o del presente según muchos. Aparte de las cifras relativas al intercambio de divisas, la posición del yuan y otras cuestiones monetarias en las que me pierdo, manejaba datos que parecen impresionantes: segunda economía mundial, crecimientos del 10%, más de un millón de millonarios valga la redundancia, etc.

Pero como decía Enmanuel Todd, en su ensayo sobre la descomposición de la URSS “La caída final”, no pueden creerse a pies juntillas los datos facilitados por regímenes que se esconden. Y China no es un país transparente, por lo que la realidad allí seguramente es peor de lo que nos intentan hacer creer.

A pesar de eso, podemos opinar basándonos en los datos contrastables que tenemos. Y el análisis de los mismos da un panorama demoledor ¿Qué opinaríamos de un país occidental con una renta per cápita inferior a la de Túnez pero con más millonarios que Alemania e Inglaterra juntas; gobernado por una dictadura presidida por un señor de 70 años; con menos derechos laborales que el proletariado industrial de Manchester en el S. XIX; con censura en Internet y una burbuja inmobiliaria traducida en incrementos de precios de vivienda urbana superiores al 800% en la última década? Probablemente pensaríamos que apesta y que es caldo de cultivo para tensiones sociales, revoluciones y problemas de toda índole.

Pues curiosamente, cuando hablamos de China decimos “ohhh” con voz de asombro, y hablamos de la decadencia de Occidente ante el tigre asiático, que estaba dormido y se ha despertado. El tema de los tigres asiáticos no es nuevo. Así llamaban hace más de 30 años a los entonces países emergentes (Taiwan, Hong Kong, Singapur y Corea) a los que se le fueron limando las garras a medida que sus ciudadanos comenzaron a demandar condiciones de vida equivalentes a las de los occidentales.

Predecir el futuro de China excede con mucho mis capacidades, aunque presiento que está más cerca de la decadencia que del auge. Es lo que opina Mike Shedlock, reconocido analista de EEUU que anticipó el crash de 2008, según el cual "China no es un motor de crecimiento en ningún sentido real de la palabra. Por el contrario, China necesita desesperadamente la demanda de EEUU y Europa. Es más, China se está recalentando y encima tiene una enorme burbuja inmobiliaria".

Cierto que los chinos están cada vez más presentes en nuestras ciudades, pero yo apostaría más por que serán asimilados por nuestra cultura que por que nos impongan la suya. Además, no sería malo que tomáramos nota de su capacidad de trabajo antes de que se les pasen las ganas.